Charo Pita Villares, narradora oral y escritora, contó cuentos a los
profesores que el 14 de marzo participaron en la primera sesión del
Curso "Érase una vez... una provincia de cuento: Zamora", en el Parador
Fernando II, de Benavente -al que el CFIE de Benavente agradece su colaboración cediendo tan magnífico marco-, dentro de las actividades formativas
enmarcardas en la V Jornada Provincial de Fomento de la Lectura de
Zamora 2016.
La autora comenzó
la sesión haciendo una introducción narrada y musicalizada con su voz,
contando un breve cuento sobre el principio de todo, sobre la creación
de la vida a partir de la nada. Sus palabras y sus gestos guiaron al
público, le hicieron traspasar la puerta que les llevó del espacio
físico en el que estaban al espacio intangible y mágico al que ella
pretendía trasladarlos, consiguiéndolo.
El
primer cuento versó sobre la muerte. Charo Pita la desmitificó, la
acercó, la mostró natural, como parte de la vida. Severino, un hombre gallego, recorre su tierra buscando a la muerte porque quiere saber
cómo es. Usando retahílas, la autora le hace avanzar y avanzar por el camino, seguro de
que llegará a su objetivo. En un cruce de caminos, una vieja mujer, que
él confunde con la muerte y que resulta ser la misma vida, es quien le
muestra a la muerte, que, como dice, ahí está, siempre detrás de
nosotros, pero amigable.
La narradora volvió
al tema de la muerte contando la historia de Farruco, el hombre que quería saber
cúando íba a morir y situó la historia en Galicia, tierra unida a
leyendas y a historias de aparecidos y de magia desde siempre. A Farruco, su
obsesion por saber la fecha de su muerte le lleva a vivir una situación
asombrosa y fuera de toda lógica, con unas gotas de humor negro solo
entendible para quien ve la muerte pegada al cuerpo como
la misma ropa.
La sesión finalizó con un cuento de amor, quizá el más especial, el
de Zorbas, el gallego. Gallego, por ser hijo de gallegos. Zorbas, por
hacer en un barrio argentino lleno de griegos. Zorbas vive toda su vida
como el seductor que es y, ya en una edad madura, vuelve a su tierra, a
Galicia. Allí, es la muerte quien viene a buscarlo a él. Haciendo gala
de sus dotes de seductor, la emboba de tal manera con sus palabras y con su apariencia que
la muerte, loca por él, le deja vivir un poco más y un
poco más y un poco más, retrasando su partida. El resultado es que, al final, es él quien acaba
enamorándose perdidamente de la muerte y ya no la espera para engañarla, sino que lo que más desea, es irse con ella.
Los profesores asistentes a la sesión participaron después en un coloquio con la autora, planteándole preguntas acerca de las técnicas que ellos pueden utlizar como herramientas para contar cuentos a sus alumnos en el aula. La narradora dio pautas claras, sencillas, pero que asegura son de una gran eficacia:
- Naturalidad, "ser uno mismo al contar".
- Sonreir, mirar a todos y cada una de las personas a las que se cuenta, "dejando resbalar la mirada".
- Respirar, dejar que el silencio también participe como instante que permita la asimilación, la meditación, la preparación para el siguiente paso.
- Planificar, planteando bien la situación inicial, los objetivos a conseguir, los obstáculos que deben retirarse del camino.
- Probar, ensayar, evaluar lo que funciona y lo que no. Variar en función del resultado de la evaluación y evolucionar, añadir, hacer crecer la historia que funciona.
También recomendó lecturas para niños y adolescentes. Algunos de los títulos que aportó son:
- Jack y la muerte. Cuento tradicional anglosajón.
- Montañas en la cama, de Maricuela, un cuento donde se aborda la sexualidad desde el punto de vista infantil.
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